Los
más recientes datos sobre la mortalidad en España aportan una información tan
preocupante como novedosa: la esperanza de vida de los españoles, que hasta ahora
venía incrementándose invariablemente año tras año, se ha reducido.[1],[2]
Esto es, hoy por hoy sólo un indicio, un primer dato que habrá que observar en
los próximos meses. Pero bien pudiera ser el principio de la constatación de lo
que los expertos consideran inevitable: el retroceso en la salud de los
ciudadanos como consecuencia de la situación socioeconómica derivada de la
crisis.
Es
una idea común, aparentemente lógica, que las crisis económicas afectan
severamente la salud pública. Sin embargo ésta hipótesis no ha podido ser
confirmada. De hecho, hay numerosos estudios que han encontrado un descenso de
la mortalidad general en épocas de severas dificultades económicas, en EEUU[3],
en Europa y también en España[4].
Lo que sí se ha podido demostrar con total consistencia es el incremento de la
mortalidad general y específicamente por determinadas causas y en determinados ciertos
grupos de población, cuando a la crisis económica se responde con medidas
políticas de contracción del gasto. No es la crisis en sí la que mata, sino que
son determinadas respuestas políticas las que crean enfermedad y muerte; justo
aquellas repuestas que los economistas llaman de austeridad. Es decir, recortes
en los presupuestos públicos para atender a las necesidades financieras de los
capitales, los bancos o las deudas de los estados. Estos recortes en políticas
sociales se han demostrado por lo demás ineficaces para resolver a la larga los
problemas financieros y hunden a los ciudadanos, especialmente a los más
desfavorecidos, en la desprotección más inhumana.
Existen
numerosos estudios en las que se ha comparado el efecto de una misma crisis en
dos países cuyos respectivos gobiernos hayan respondido de manera diferente.
Uno de ellos hace referencia a la Crisis Postcomunista[5]:
tras la caída de la URSS se desmorona todo el sistema económico en Rusia, pero
también en la vecina Finlandia, muy dependiente económicamente de aquélla. En
Finlandia donde la economía cae a
niveles trágicos, el desempleo pasó bruscamente del 2 al 18 %. Suecia también
sufrió las consecuencias y triplicó el paro en un solo año.
Los
datos de mortalidad en la nueva Rusia despertaron las alertas de la ONU, que
observó un descenso espectacular en los datos demográficos: estaba disminuyendo
vertiginosamente el censo de varones. Para aclarar el extraño fenómeno, se
envió a un grupo de expertos con el objetivo de estudiar la situación. La
mortalidad general se había disparado, sobre todo entre los varones de edad
media, entre quienes la esperanza de vida bajó en tres años de 64 a 57 años.
Desaparecieron diez millones de hombres rusos a consecuencia de aquella crisis.
Como contrapunto a Rusia, la vecina Finlandia sin embargo no
tuvo efectos adversos sobre la salud, más bien al contrario, disminuyeron los
suicidios y los intentos de suicidio, y se redujo la mortalidad[6]. El estado continuó sus políticas sociales impidiendo el
estrago que el feroz desastre económico hizo en Rusia. Los impactos en la salud
se repitieron en gran parte de las repúblicas exsoviéticas, pero no en todas
por igual. La nueva Rusia de Yeltsin abrazó con entusiasmo las recomendaciones
del Fondo Monetario Internacional y de otros organismos expertos en economía,
iniciando un proceso de privatización feroz y de desmantelamiento de las
prestaciones del estado. Por el contrario, algunos de los nuevos estados, como
Bielorrusia, y algunos países de la antigua órbita soviética, como Polonia, no
siguieron esos dictados; hicieron transiciones más racionales y preservaron más
la influencia del estado. Como consecuencia, mantuvieron niveles de mortalidad
estables. No mató la crisis sino la penuria, la desprotección, la miseria y la
desesperanza a la que conducen las políticas de recortes con que algunos
gobiernos reaccionan ante las crisis.
Otra
dramática crisis económica tuvo lugar en el Sudeste Asiático a final de los
años 90. Otra burbuja inmobiliaria (¿les suena?) estuvo en su origen. El área
geográfica de milagroso crecimiento explotó de repente. Nos resulta también muy
aleccionador lo que allí se ha definido por los expertos en salud pública como
"el experimento de la crisis de los Dragones del Sudeste
Asiático". De nuevo el FMI, el Banco Mundial y los
"superexpertos de la
macroeconomía" emitieron rotundos consejos-mandatos. ¿Les suena? El
"experimento natural" del que hablan los epidemiólogos comenzó cuando
algunos países, como Tailandia o Indonesia, acataron las fórmulas draconianas;
otros, como Malasia, decidieron desoír
al FMI y mantener la protección social, e incluso aumentarla, habilitando
cuantiosas dotaciones para políticas sociales. En Indonesia los recortes en
sanidad y protección social se siguieron de un escandaloso incremento del SIDA,
de la pobreza y de la mortalidad, mientras la desobediente Malasia mantuvo sus
indicadores como antes de la crisis y, casualidad, Corea del Sur, que fue la
más ferviente cumplidora de las políticas de recortes, obtuvo las cifras récord
en pobreza y mortalidad[7].
Enfermedad
y muerte generadas no por la crisis sino por la respuesta que el gobierno da a
la crisis. Austeridad y recortes públicos para cumplir con las deudas y que se
recupere la economía. Lo dramático de la crisis asiática es que la asfixiante
austeridad no fue eficaz para resolver el problema económico; fue,
precisamente, la desobediente Malasia la que salió antes de la crisis y, como se ve, sin costes
sociales. Tan rotundos fueron los resultados que en 2012, un poco tarde, el FMI
pidió pública y formalmente perdón por sus "errores en la gestión de la
crisis"[8].
Hay
más ejemplos que confirman los dos aspectos claves que nos ocupan: en primer
lugar, que las políticas de austeridad no sirven para salir de las crisis y, en
segundo lugar, que tienen consecuencias nefastas para la salud y el bienestar
de la población, aumentando las diferencias sociales y arrastrando a la pobreza
absoluta y, por tanto, a la enfermedad y a la muerte[9]
a las capas mas desfavorecidas de la sociedad. Todo esto no es una opinión
marginal. Incluso se ha podido calcular con modelos matemáticos, a partir de
estudios epidemiológicos, el impacto de determinadas intervenciones en la reducción
de la mortalidad. Por ejemplo: 1000$ invertidos en políticas de empleo evitarían
el 3% de los suicidios[10].
Una buena parte de los expertos economistas, incluyendo premios Nóbel[11],
están intentando hacer que los gobiernos las consideren. Sin embargo, ante la
Gran Recesión que ahora sufrimos, se siguen aplicando las drásticas políticas
de recortes. Ya han hecho multiplicar por cuatro la tasa de suicidios y por dos
la de homicidios en Grecia, donde están aumentando manifiestamente los casos de
tuberculosis y SIDA. Incluso ha reaparecido la malaria, algo que creíamos
imposible en la Europa de hoy. Ellos nos llevan adelanto en el tiempo. Aquí ya
se ha incrementado significativamente el número de suicidios[12],
seguramente el primer indicador del deterioro de la salud pública, y todo lo
expuesto anteriormente hace esperar lo peor.
Desde
hace dos siglos sabemos inequívocamente que la salud está determinada
básicamente por los condicionantes sociales. Las decisiones del gobierno de
España para atajar la crisis han ido en el sentido de la más cruel austeridad[13]:
se ha disminuido en 40% el presupuesto para los servicios sociales básicos; se
han reducido drásticamente los recursos para dependencia, desempleo y subsidios
al tiempo que se propicia la indefensión ante la perdida de la vivienda, calculándose
en seiscientas mil las familias que han perdido se hogar en éste periodo. Han
subido la imposición tributaria más que ningún otro país de Europa, pero son sólo
los ciudadanos quienes pagan el 90 de la recaudación, mientras que las empresas
no llegan al 10%. Se ha legalizado el fraude con una amnistía fiscal sin
precedentes, los salarios se han reducido[14]
y las condiciones laborales se están aproximando al esclavismo. Eso se traduce
en que una cuarta parte de los españoles están en Riesgo de Exclusión y
Pobreza, más en el caso de los niños y de las mujeres. Del 2008 al 2012 el número
de pobres se ha incrementado en dos millones de personas. La tasa de
desigualdad según Eurostat es la más grande de toda Europa[15].
La tasa de desempleo ha llegado casi al 27%
y entre los jóvenes sube al 57. A la vez reeditamos el trágico fenómeno
de la emigración, ésta vez de jóvenes universitarios que costó muchos años y
dinero preparar y que deberían ser la fuerza motora para reconstruir la economía.
Estas condiciones sociales y económicas devastadoras generan sufrimiento y enfermedad.
Paralelamente
la protección sanitaria decae con la pérdida de la universalidad del sistema[16],
excluyendo precisamente a los más necesitados y aumentando sustancialmente los
costes para el usuario con los copagos. Se suprimen o recortan programas[17].
El propio sistema pierde financiación cada año[18]
con las consiguientes disfunciones y las intolerables listas de espera[19],
todo lo cual abona el intento no disimulado de privatizar la parte del mismo que
pueda dar beneficios, aun que sea a costa
de la calidad asistencial.
Así
pues tenemos un entorno socioeconómico generador de enfermedad y un sistema
sanitario que, mas necesario que nunca, está deteriorándose y haciéndose más
inaccesible. El resultado, por lógica y por lo que nos dicen los estudios, va a
ser nefasto para nuestra salud.
Si
esto es así ¿por qué siguen recomendando los de siempre las políticas de
austeridad? Porque cuando los gobiernos (no todos) deciden lo que es bueno para
el país no están pensando en lo que es bueno para los ciudadanos. Lo cierto es
que, cuando decíamos que estas estrategias de recortes no sirven ni siquiera
para salir de la crisis, no queríamos decir que no sirvan para nada. No sirven
para los ciudadanos, a los que condenan al sufrimiento y a la pobreza, pero
sirven para salvar y mejorar cuantiosamente los grandes intereses económicos,
que a la postre son los que dirigen las decisiones de los gobiernos sumisos.
Unos pocos, escondidos y anónimos, van a salir muy reforzados de esta llamada
Gran Recesión. Los más, la gente, los ciudadanos, saldremos (porque esto se
acabará) con un retroceso de cuarenta años en los derechos sociales, mucho más
pobres, mas desiguales, menos solidarios, más sumisos y resignados y con un
gran deterioro en el nivel de salud y bienestar.
Ante
esta situación, ¿qué podemos hacer para evitar los efectos nocivos en la salud
de la población de las medidas de austeridad? Históricamente, sólo cabe una
respuesta sensata: Luchar por nuestros derechos. Los derechos sociales se han
conquistado y defendido luchando contra las políticas (y los políticos) que han
antepuesto los intereses de los poderosos a los derechos de los ciudadanos.
[1] http://www.ine.es/
[2] http://www.ces.es/
[3] Ruhm, C. J.,
2000. ‘Are recessions good for your health?’ Quarterly Journal of Economics
115, 617–650.
[4] Tapia-Granados
J. Recessions and mortality in Spain, 1980–1997. Eur J Popul 2005; 21:
393–422.
[5] Stuckler D,
Basu S, Suhrcke M, Coutts A, McKee M. The public health impact of economic
crises and alternative policy responses in Europe: An empirical analysis. Lancet
2009;374 (9686): 315-23
[6] Valkonen T,
Martikalnenu P, Jalovaara M, et-al. Changes in socioeconomic inequalities in
mortality during an economic boom and recession among middle-aged women in
Finland. Eur J Public Health.
2000;10:274-80
[8] http;//nytimes.com/1998/01/14/busines/international
[9] Stuckel y Basu.
Por que la austeridad mata. Edit Taurus,
2013
[10]Stuckler D, Basu S,
Suhrcke M, Coutts A, McKee M. The public health impact of economic crises and
alternative policy responses in Europe: An empirical analysis. Lancet 2009;374
(9686): 315-23
[11]J. Stiglitz, Premio Nóbel de economía, en prefacio del Informe Oxfam 2013
[13] Informe Oxfam. 2013. La
trampa de la austeridad
[14] http://www.eldiario.es/economia/salarios-cayeron-Espana_0_184432340.html
[15] http://epp.eurostat.ec.europa.eu/statistics_explained/index.php/Income_distribution_statistics/es>
[16] Real Decreto Ley 20/2012
de septiembre. BOE
[17] http://www.huffingtonpost.es/2013/10/09/dia-salud-mental-2013_
[18] http://www.eldiario.es/politica/presupuesto-Sanidad-ciento-descenso-ministerios_0_180932270.html
[19] http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/08/25/actualidad/1377456668_285877.html
Tags
CRISIS Y SALUD